CHUPETAS QUE NO SE ACABAN NUNCA (RELATO)

jueves, 29 de marzo de 2018


CHUPETAS QUE NO SE ACABAN NUNCA

por Begoña Pérez Ruiz





Tropezó con el puesto de golosinas según salía del Metro. No recordaba haber visto antes aquel peculiar tenderete ambulante repleto de llamativas piruletas de todos los colores. Aunque, más que aquellos vistosos dulces, lo que sobre todo le llamó la atención fue el cartel manuscrito en mayúscula que los anunciaba en el mismo kiosko:

CHUPETAS QUE NO SE ACABAN NUNCA

No era un buen día para ella y, sin embargo, aquello le despertó una sonrisa a medio camino entre el escepticismo más absoluto y la inocencia infantil.

—Imagino que con semejante publicidad ya habrá vendido un montón— comentó con cierta ironía dirigiéndose al vendedor. El hombre resultaba tan peculiar como su propio negocio. Vestía un mono elástico, de lunares azules sobre fondo blanco y totalmente ajustado al cuerpo, remarcando su constitución enjuta. Un ridículo sombrero negro de copa le servía más para tapar su calva, que para adornar una cabeza donde resaltaba un rostro nada hermoso. Se vio obligada a mirarle solo a los ojos, ante la falta de armonía de aquel semblante. Se reflejo en el tono anaranjado de unos iris que la miraban con una amabilidad infinita.

—En realidad no he vendido ninguna aún, ya sabe, en estos tiempos la gente es un tanto incrédula—. Su voz llegó a los oídos de ella como una caricia risueña, con el tono juvenil del que, sin embargo, parece haber vivido mil años. Ella se sintió confusa.

—Quiero comprar una, esta de color verde— lanzó las palabras sin atreverse a volver a mirar al vendedor a los ojos, pero movida por una verdadera necesidad.

—Usted no parece una persona crédula— ella hubiera deseado decirle que no lo era. Trabajaba como física teórica. Bueno, en realidad acababa de dejar de trabajar de ello hacía solo unas horas. Sus superiores en la universidad le comunicaron que la beca se le había acabado y que no había más dinero. Adiós a sus teorías sobre multiversos. Sin embargo, no dijo nada, mientras daba vueltas a la piruleta son sus dedos.

—¿Cuánto es?

—Para usted es gratis, parece que no haya tenido un buen día...— la certeza que imprimió aquel en una frase tan simple la alarmó.

—¿Por qué las llama chupetas y no piruletas? — preguntó, tratando de alejar una inquietud que no atinaba a comprender.

—En el mundo del que procedo, se las llama así—. Ella no añadió nada, incapaz de atreverse a preguntarle por ese mundo. Simplemente le dio las gracias con una sonrisa y se alejó.

Una semana más tarde, cuando por fin tuvo valor de volver al lugar donde descubrió accidentalmente aquel tenderete, no pudo dar con él. Llevaba en la boca su piruleta verde, aquella que aún no se le había gastado un ápice tras varios días consumiéndola. Y sobre todo traía en su mente una revelación sobre los mulviversos, la solución a su teoría que había llegado hasta ella mientras probaba la piruleta por primera vez.






¿QUÉ ERA YO ANTES DE SER HUMANA? (RELATO)





¿QUÉ ERA YO ANTES DE SER HUMANA?

por Begoña Pérez Ruiz




No puedes vernos, no si no eres humano. Ahora lo sé, porque mi historia me ha sido revelada. Soy humana porque ellos me hicieron humana, a cambio me arrebataron mi verdadera vida. Los exteriores pasaron a mi lado y no me vieron, porque soy humana y ante ellos soy imperceptible. Aun así, tuve miedo de estar tan cerca de los exteriores, una parte de mí quería tocarles y hacerles ver que yo existía, que estaba allí. Sé por qué esa parte de mí quería mostrarse…

No toqué a los exteriores, pudo más en mí el deseo de seguir siendo humana que la curiosidad por conocer mi pasado. Los paris me han hecho humana.

Los exteriores me parecieron hermosos, pero también aterradores. Caminaban por el Bosque Sagrado sin ningún respeto como si les perteneciera. Cuando se cruzó en su camino una hila zigzagueando en su característico movimiento, la desintegraron sin más. No se pararon a apreciar sus hermosas escamas moteadas. Uno de ellos sacó una extraña arma que emitió un rayo azulado y convirtió en polvo a la hila. Yo no grité, ni emití sonido alguno de sobresalto, porque los paris ya me habían advertido de algo así y me habían instruido para que no hiciera ningún ruido. Los humanos somos invisibles ante ellos, pero cualquier ruido nos puede delatar. El asesinato de la hila me causó más sorpresa que horror. No pude dejar de sentirme fascinada por la cruel belleza del rayo mortal.

Más que esa arma me aterraban los artilugios sensores que llevaban puestos. Intuía que aquellos podían descubrir mi presencia, por muy invisible que fuera para sus ojos. Por sus expresiones de desconcierto y sus conversaciones crispadas los aparatos debían indicar algo extraño, pero eran incapaces de comprender esos datos.

Los paris me contaron que siempre ocurría de la misma manera cuando los exteriores campaban por aquel mundo. Venían en grupos de varios, más o menos numerosos. Siempre salían escupidos de aquellas desconcertantes aves de metal que caían del cielo como depredadores avezados.

Cuando les vi creí que eran de metal, porque casi todo su cuerpo tenía un brillo plateado y solo sus rostros se asemejaban al mío, pese al frío fulgor de sus miradas. Los paris me sacaron de mi suposición más tarde, al marcharse los exteriores me indicaron que el brillo plateado que vestía el cuerpo de los exteriores no era su auténtica piel, sino una cosa que llamaron vestimenta. Tal palabra se me hizo extrañamente familiar y cuando más tarde me contaron lo que buscaban los exteriores con su abrupta incursión, entendí por qué.

Siris era el paris más anciano de la comunidad, se comportaba como un padre para todos, incluida yo misma, pese a ser la última integrante de su pueblo.

—Quizá vuelvan, quizá no... depende de lo que tú significaras para ellos.

Yo no quería darme por aludida, quería pensar que Siris no hablaba de mí en relación con los exteriores. No era una ingenua, sólo deseaba negar ciertos detalles sobre mi pasado que ya había leído en los rostros de los exteriores. Quería decir que yo no significaba nada para los exteriores, porque yo era humana como todos los paris e invisible para todos los que bajaban de los pájaros de metal. Pero no me salían las palabras de manera alguna y menos de la forma natural en las que deseaba formularlas para que todos los paris me creyeran. Era imposible

Por supuesto Siris conocía el motivo de mi silencio y de mi rostro de completa negación. Todos los paris lo sabían, pero eran demasiado respetuosos para dañarme señalando lo evidente. Siris determinó que yo era la única que no asumía mi propia naturaleza. Por eso me tomó de la mano y me llevó al interior del Bosque. Siempre me sentía extraña cuando su pequeña mano negra y de solo tres dedos me tomaba y me arrastraba a seguir a su dueño. Mi mano pálida, más grande y con cinco largos dedos no podía imponerse por la fuerza al agarre tierno de la de Siris.

Andamos un buen rato, hacia el interior del Bosque, alejándonos de los otros paris y del centro de su comunidad. Sólo cuando llegamos a una parte desconocida empecé a sentir miedo. Mi terror no venía de que la zona hasta la que caminábamos se me antojaba como extraña, sino porque sabía que iba a toparme con algo que sí iba a ser reconocido por mí y no deseaba volver a reencontrarlo.

El pájaro de metal estaba casi enterrado en aquel pantano, pero se hacía imposible no admitir lo que era. El óxido que comía su estructura y toda la vegetación no eran suficientes para esconderlo.

—Tú viniste en él—dijo Siris sin necesidad de señalar a aquel derrotado montón de chatarra.

—Cuando te encontré estabas casi muerta. De alguna manera habías conseguido salir de tu nave, yacías herida. Llamé a otros paris para transportarte a nuestra comarca. No fue un trabajo fácil, no sólo porque tu enorme cuerpo nos resultaba pesado, sino porque los paris que me acompañaban no creían que aquello fuera una buena idea. Tenían miedo de ti, una exterior. Decían que lo mejor era dejarme morir allí. La primera vez que despertaste tras curarte me di cuenta de que ellos tenían razón: debía haberte dejado morir. Eras una bestia salvaje, no eras humana como somos los paris. Así que hice lo único que podía hacer, más allá de matarte. Con ayuda de otros paris curanderos borré de tu mente tu historia, lo que habías sido hasta ese momento. Hoy, tras comprobar tu desconcierto al observar la incursión de los exteriores, soy consciente de que cometí contra ti un crimen, casi mayor que el haberte dejado morir al lado de tu nave...

—Te equivocas, Siris, me hiciste humana, no sé lo que era antes, ni deseo saberlo.

LA PATRULLA ESTELAR DE ANDRE NORTON

viernes, 8 de septiembre de 2017


Sinopsis: Starfire, nave de la Patrulla Estelar, consigue aterrizar de emergencia en un planeta muy alejado de los zonas conocidas por los patrulleros y que no aparece en sus cartas de navegación.

Toda la tripulación superviviente se ve obligada a considerar dicho mundo como su nuevo hogar, pues la nave está destrozada y es imposible cualquier tipo de reparación. Hasta ese momento de necesidad vital, la tripulación había estado dividida en dos grupos separados: los oficiales y los exploradores. Entre estos últimos conviven no solo humanos, sino otras razas que son calificadas, con cierto desprecio, como bemmies (procede de BEM: Bug-eyed-monsters).

Pronto ambos grupos habrán de aprender a apartar su diferencias para poder sobrevivir en el nuevo mundo que de entrada les depara dos sorpresas: los animales autóctonos reconocen la vida humana y la Starfire no es la única nave que se ha estrellado en ese planeta...






Para cuando Andre Norton publica por primera vez La Patrulla estelar (Star Rangers o The last planet) en 1953, ya tenía una buena cantidad de obras en el mercado, pues hay que tener en cuenta que esta escritora comienza a ser editada en los años treinta y no en revista de género, una fórmula muy habitual en la época, sino en editoriales y bajo forma de libros.


Este es el primer libro que me leo de esta autora y he de confesar que no lo imaginaba así, pero me ha sorprendido para bien. Acostumbrada como estoy a adorar la space-opera clásica de autoras como Leigh Brackett y Catherine L. Moore, tenía la clara idea de que Norton me iba a ofrecer más dosis de este mismo de ciencia-ficción trepidante y llena de acción, plena de sentido de la maravilla, no en vano había dos condicionantes para hacerme pensar así: el primero, que la misma Norton adoraba a las otras dos damas de la space-opera citadas y el segundo que ella llevaba la etiqueta (odio estas cosas) de autora de ciencia-ficción primaria para público juvenil. Sin embargo, para mi gran regocijo, Norton no solo creó con su Patrulla estelar una entretenida novela de acción galáctica, sino que también la dotó de una profundidad reflexiva, de una crítica social que ahonda en dos temas muy recurrentes en gran parte de su obra:

-El outsider o marginado social, que no es aceptado por la sociedad más convencional. En esta novela representado por el grupo multiracial de los exploradores. Tengo debilidad por este tema, yo misma como autora suelo usarlo en mis historias.


-Su rechazo hacia la tecnología abogando por un mundo más sencillo y en el que la naturaleza cobre un papel más preponderante. Otro tema que me llega al alma.




Es esta una historia sencilla, contada desde el principio con Kart, jefe de exploradores como protagonista principal. Pese a ser humano, Kart profesa una amistad incondicional hacia sus compañeros bemmies de distintas razas: los reptilianos zacatanos, los seres-pájaros trystianos, los faltharianos... Todos ellos seres de un gran potencial sensitivo y telepático, como le pasa al propio humano Kart. Este grupo de amigos exploradores deberán luchar una batalla contra el arturiano Joyd Cummi y el régimen dictatorial que ha instaurado. El propio Cummi es parte de la tripulación de una nave civil que como la Starfire cayó en el nuevo y desconocido mundo. Cummi y sus partidarios más afines controlan al resto de los supervivientes de la nave que ahora habitan una abandonada ciudad, altamente tecnológica. Aunque, desde luego, la ciudad, no es la única sorpresa que nos depara este planeta.

Como ya he dicho, es una historia que se lee rápidamente con una prosa sencilla que nos ayuda a conocer a la perfección la profundidad de los personajes y al mismo tiempo nos brinda acción al estilo de la más pura y atractiva novela del oeste (Norton adoraba las novelas de western). Acompañamos a Kart y el resto del grupo en el viaje de exploración de este mundo que en principio se nos antoja virgen y salvaje, como el oeste norteamericano, pero que pronto nos va a ofrecer mucho más.


Es también un canto a la integración, algo que me ha llamado la atención poderosamente y me ha hecho admirar más aún a esta autora. Hay que tener en cuenta, de nuevo, el año de publicación de la novela 1953, y fijarnos más aún en el momento histórico de EEUU, patria de Norton, pues están a punto de entrar en juego con fuerza los movimientos por los derechos civiles de los afroamericanos (concretamente se considera que comienzan 1955 con el incidente protagonizado por Rosa Parks, el boicot de los autobuses Montgomery). El hecho de que Norton defienda esa unión de razas en su novela, es algo de elogiar. Además, me ha traído a la memoria a mi querida serie clásica Star Trek que habría de nacer más de diez años después de esta gran novela.

Por supuesto, como antes indique, también me ha enamorado la crítica que la autora vuelca contra lo puramente tecnológico, lo mecánico, alejado de todo lo natural, del alma humana más exploradora y aventurera, ávida de abrir nuevas fronteras y no estancarse en ciudades frías sin un futuro abierto a viajar más allá, descubrir nuevas fronteras. Sí, lo sé, esto también es muy de Star Trek.

Solo puedo terminar diciendo que desearía ser un bemmy más del grupo de exploradores, como desearía ser una marciana del Marte de Brackett o compañera del genial Northwest Smith. 


ANDRE NORTON, LA GRAN DAMA DE LA CIENCIA-FICCIÓN Y FANTASÍA

domingo, 2 de julio de 2017



   Debo confesar, con vergüenza, que tenía a esta autora desde hace mucho pendiente en mi lista de pioneras de la ciencia-ficción por leer. Mi queridísmo y erudito amigo Alfredo (librero de Opar y colaborador de la editorial Valdemar), me había hablado de ella elogiando sus obras. Hace tiempo ya traté de encontrar alguno de sus libros más representativos en castellano, pero conseguirlos con una traducción decente es más ciencia-ficción y fantasía que la que propiamente escribió esta autora.


   Andre Norton quedó en mi lista de "ya te pillaré o tendré que esforzarme y leerte en inglés" y pasaron muchos años hasta que volví a tropezar con ella, por fortuna. Fue solo hace unos meses, leyendo el magnífico prólogo de la antología de cuentos de autoras de ciencia-ficción Mujeres y maravillas. En aquel recorrido por las grandes autoras de la ciencia-ficción anglosajona estaba ella, claro, y yo sentí que se me encogía el corazón al leer lo que resaltaban de su obra. Resumido, una gran autora de ciencia-ficción y fantasía que había sido bastante despreciada por sus colegas (casi todos hombres) escritores de género debido a que la mayoría de su producción literaria estaba destinada a un público juvenil. Como escritora de ciencia-ficción odio profundamente este tipo de menosprecio, puesto que considero, más que necesario, que se trabaje y se publiquen obras de ciencia-ficción básicas destinadas a un público juvenil, más allá del adulto, y que se propicie de esta manera el aumento de los aficionados a esta literatura. Los lectores de ciencia-ficción, por desgracia, no somos una gran multitud y no conseguiremos aumentar nuestra masa si no contamos con nuevas generaciones jóvenes que se sientan atraídas por este tipo de historias y no cohibidas por creer que es una literatura demasiado hard o extraña. Crear ciencia-ficción juvenil supone invertir en algo que amas y que quieres que perviva y aumente.


   Pese a ser menospreciada por muchos escritores de ciencia-ficción, se hizo imposible no reconocer el importante trabajo de esta señora y en 1977 fue la primera mujer galardonada con el Gandalf Grand Master of Fantasy Award por la World Science Fiction Society y en 1984 el Nebula Grand Master Award.Y a mí se me hizo imposible no tratar de leerla de una vez y aprovechar para adoptarla y darla a conocer por medio del proyecto "Adopta una autora". Admito que en un primer momento tenía la intención de adoptar a mi amada C.L. Moore (por favor, que alguien la coja y la trate como se merece), pero puesto que de esta dama ya había leído mucho y nada de Norton, me decidí por empezar dándome a conocer yo misma a una nueva autora. De momento solo he leído La patrulla estelar y tengo pendiente tres cositas más suyas que he conseguido, a la espera de poder hacerme con algo de su emblemática saga Witch World. Dicha saga de treinta libros son historias cercanas a la espada y brujería, más que a la ciencia-ficción y donde las "perversas" protagonistas son mujeres que quieren preservar a toda costa su virginidad para no perder sus poderes. Sin duda todo un ejercicio contra los prejuicios machistas que Norton tuvo que soportar al ser ninguneada por escribir género fantástico, en un mundo eminentemente dominado por  hombres.No en vano desde sus primeras novelas juveniles de aventuras y ciencia-ficción optó por el pseudónimo masculino Andre Norton, cuando su nombre real era Alice Mary Norton. Ella misma admitía que en los años treinta, cuando empezó a escribir sus novelas juveniles, se hacía más fácil ser leída si el público lector, principalmente masculino, asumía que se trataba de un autor.


   Muchos son los elementos que me han sorprendido al adentrarme en esta autora, tanto a la hora de conocer datos biográficos, como más puramente literarios. En lo biográfico es importante saber que ejerció el trabajo de bibliotecaria durante muchos años, especialmente en la sección infantil y juvenil, lo que debió, sin duda, motivarla para desear acercar la ciencia-ficción a ese sector del público. Intentó ejercer de librera (profesión de una servidora desde hace más de veinte años) y en 1941 compró una librería llamada Mistery House (bonito nombre, si alguna vez tengo una en propiedad la llamaré así) que por desgracia tuvo que cerrar para volver al trabajo de bibliotecas públicas. Tenía no más de 22 años cuando empezó a escribir y hasta la fecha de su muerte, el 17 de marzo de 2005 con 93 años, escribió 130 obras de diversas materias, aunque la mayoría de fantasía y ciencia-ficción, y 100 relatos cortos. Desde luego, toda una autora prolífica y una pena que de ella en España actualmente no exista nada en catálogo.


   Este es solo un pequeño esbozo de una gran mujer escritora de género fantástico cuyo legado ha influido a otras autoras que yo amo profundamente como C.J. Cherryh, Lois McMaster Bujold... Una mujer de la que espero seguir hablando y descubriendo (para mí beneficio y para el de todos) en próximas entradas. La siguiente será la reseña de La patrulla estelar, una space-opera que me ha sorprendido por su mensaje humano. Mientras tanto os ofrezco el saludo de los buenos exploradores de la Patrulla Estelar: ¡Cielos despejados!


 



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YA A LA VENTA CUENTOS DEL MAÑANA...

lunes, 17 de abril de 2017

Ya a la venta Cuentos del mañana para ayer. Pídelo en tu librería o cómpralo a través de nuestro blog y llévatelo dedicado


¡Hola, buena gente! Como os podéis imaginar esta es una nueva entrada que me hace muy feliz y que cuelgo en mi abandonado blog que espero volver a reflotar en cuanto solucione unos conflictos y proyectos de mi actual existencia. Este blog nació hace ya un par de años con el primer objetivo de publicitar mi libro Azul, el poder de un nombre. Samidak, y también de paso comentaros mis lecturas. Nunca pensé que iba a conocer a gente tan simpática y especial con la que compartir mis mundos, así que muchas gracias de corazón a tod@s los que me habéis seguido y apoyado dentro y fuera de la blogesfera. Espero seguir contando con vosotr@s y seguir conociendo más  amig@s. 

Título:  Cuentos del mañana para ayer
Autora: Begoña Pérez Ruiz
Editorial: Éride
ISBN: 9788416947362
Número de páginas: 138
PVP: 11.95 €

"Este libro es una sencilla colección de cuentos y microcuentos de género fantástico, casi todos de ciencia-ficción. No son una ventana por la que asomarse al futuro. El futuro será glorioso, pero no en este mundo y probablemente no para la raza humana. Estos cuentos son para el ayer, provienen de la ciencia-ficción clásica, unas historias del mañana que puedes disfrutar hoy, y en ellas encontrarás, entre otras cosas: las distintas escuelas filosóficas de una terrible y poderosa raza extraterrestre, el peor restaurante del universo, un cíborg especial tratando de entender lo único, una mariquita azul, la inmortalidad, una horrible solución muy necesaria...
¡Bienvenidos a mi ayer que es mi mañana dentro de  mis mundos!"



-Cómpralo en tu librería habitual y si no lo tienen puedes solicitárselo sin problema, nuestro libro cuenta con una buena distribución editorial a nivel nacional, aunque se encuentre con más facilidad en Madrid y Barcelona. 

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Os lo mandamos fácilmente por correo en un plazo de 3 días tras recibir el dinero. Además si lo compráis a través del blog, lo recibiréis dedicado por la autora y con marcapáginas .  Las opciones para el envío son:

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El pago se realizará por transferencia (o ingreso) bancaria al siguiente número de cuenta:



Titular: Begoña Pérez Ruiz
            Banco Santander,  Nº de cuenta: ES89 0049-3154-46-2194018107 (Getafe)


Por favor, indicad el nombre del comprador como concepto a la hora de hacer el trámite bancario. 

Una vez hecha la transferencia tenéis que mandar un e-mail a elpoderdeunnombre@gmail.com,  indicando el nombre del comprador y la dirección de envío. Así mismo, es importante que nos indiquéis si queréis el libro dedicado y nombre de la persona a la que va dirigida la dedicatoria.


¡MIL GRACIAS POR LEER MIS HISTORIAS Y VIAJAR A TRAVÉS DE MI UNIVERSO!

LANSIÚ GODANÉ

miércoles, 6 de abril de 2016





"Si damos gracias, no es al astro que despierta nuestros días.

            Si damos gracias, no es por el manto verde que ama 

nuestro suelo.
        
   Si damos gracias, no es por el agua, enamorada de 

nuestros caminos.
           
Si damos gracias, ni siquiera es por las voces, con las que 

podemos cantar.

            
Si damos gracias es por la vida que nos permite ser leónidas.

            Si damos gracias es por nuestros Vinias que protegen 

nuestros anhelos.

            Si damos gracias es por nuestros sueños que conceden 

libertad.

            
Si damos gracias es por la esencia que nos empuja a vivir en

 armonía."

Traducción del leónida del Lansiú Godané (la gratitud a la vida), himno del planeta Leónidas.

"(...) Aquellos la deleitaron con sus maullidos de tal manera que quiso premiarles mutándoles en seres más robustos e inteligentes, a la vez que majestuosos, si bien no podían ser seres de luz como ella, pues Shantina le advirtió que ningún ser así podía ya moldearse lejos de Origo. Y cobrando forma antropomórfica, hollaron por primera vez los leónidas aquella tierra y viéndose bien recibidos y arropados por la musical brisa de Mistral, alzaron sus voces, que resultaron ser las más hermosas de la Creación y cantaron el Lansiú Godane en agradecimiento. Dracnia lloró al escucharles, como no podía ser de otra forma, extasiada por aquel sonido místico y grandioso. Y los leónidas, que habían nacido dotados de la naturaleza más sensible que anidara el universo, lloraron de dicha acompañando a su progenitora...)" 



¡MIL GRACIAS A TOD@S LOS QUE ME APOYÁIS, 

TANTO SI LEÉIS AZUL, COMO SI NO!



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Dibujo de Dragona Todd

CIERRE TEMPORAL

miércoles, 9 de marzo de 2016

Hola buena gente,


Llevo unos días pensando en esta entrada, aunque no fue hasta ayer por la noche, sin poder dormir, cuando me decidí a escribirla. Lo confieso, estoy muy cansada últimamente, sobre todo estoy agotada a nivel emocional, de una manera que, si sigue así, me temo que acabe en depresión. Por lo que he decidido cortar por lo sano.

 Este blog tiene ya casi un año de vida y los que me conocéis  hace tiempo sabéis que lo monté con el primer objetivo de dar a conocer mi novela Azul, el poder de un nombre. Samidak (publicada en noviembre pasado). Evidentemente, puesto que me encanta leer, y para no aburrir sólo hablando de mis mundos, también dediqué el blog a reseñar mis lecturas. He de confesar, más bien reiterar, pues ya os lo he comentado antes, que no esperaba que mi blog tuviera la más mínima acogida y sobre todo no espera encontrar en la blogesfera a gente tan maravillosa como la que he conocido.
Pero, por desgracia, y volviendo a mi misma y mi propio estado actual, me siento apática y sin deseo alguno de seguir manteniendo el blog de manera habitual, sin ganas de escribir mis reseñas, ni hablar en él de mis propios mundos.

 Esto se debe a mi propio egoísmo como autora de mi novela publicada, pues desde que salió a la venta he gastado mucha energía mental y física en su promoción. Cada día esperando, hasta la obsesión,  que aparezcan más reseñas de mi libro, que surjan más comentarios o simples agregados en Goodread… y desesperando, en contraposición, con la facilidad con que esto ocurre cuando se trata de una novedad de una editorial más grande que la mía, un autor reconocido o popular… La esperanza no es algo bueno del todo, no es de extrañar que estuviera en la caja de Pandora donde se guardaban todos los males. Es culpa mía recurrir con tanta frecuencia a ella y no a la realidad.


Y sobre todo no puedo imponer mi libro a nadie, la lectura es un derecho que se ejerce con total libertad. Es evidente que cualquiera de vosotros preferiréis leer un libro de un autor que ya conocéis o un libro del que  habéis oído muchas referencias,  antes que el mío. En realidad el error es de mi persona y de los graves, pues pretendo convertir a mi historia, mi pasión, mi mediavida, en un producto, en algo vendible. Y eso es horrible, puesto que yo escribo por pura necesidad vital, porque adoro hacerlo, no porque me tengan que comprar a mis personajes como si fueran mercancía. En ese orden de cosas, he reflexionado en cómo mi obsesión como autora por ser vendida y leída no me hace bien alguno, todo lo contrario.

Además, estoy más que orgullosa de lo que he conseguido hasta ahora, aunque sé que es mínimo y muchos de vosotros lo consideréis ridículo. Lo cierto es que he vendido casi 200 ejemplares, que no es un número enorme comparado con un gran libro, pero la primera edición del mío es sólo de 500 ejemplares. Y lo importante, para mí, es que la gran mayoría de mis ventas son de gente que no conozco, pues no soy especialmente social ni popular, apenas tengo amigos. Con lo cual muchos de los que me han comprado, eligieron en la librería mi desconocido libro entre otros muchos más afamados. Eso me hace muy feliz. Pero lo que más me llena de orgullo, es que muchos de los que me han leído han disfrutado de mi historia, les ha gustado lo que he escrito. Eso, para mí ego y mi necesidad de reconocimiento, es una maravilla. Ya me da igual que mis lectores no se cuenten en números grandes, pues cuando escribía la historia tampoco pensaba si quiera en que alguien pudiera disfrutar leyéndome. Creo que he de volver a ese nulo objetivo primario y renunciar a otros, para así no deprimirme.

Por ello,  he decidido apartarme un tiempo de la blogesfera y volver a mi pequeña isla que es la escritura de mis mundos, mis cuentos, mis poemas, sin esperar nada más a cambio, que disfrutar escribiendo. El karma cósmico será el que decida si la segunda entrega de Azul será publicada (los que queráis leerla, no os preocupéis, que escrita ya está y sólo faltan las correcciones, la leeréis aunque no salga como libro, aunque no tenga dinero para una nueva coedición). Y ese mismo orden que rige todo, decidirá si más gente se acerca a leerme, yo, de momento, no voy a volver a obsesionarme con la promoción a través de mi blog y sólo lo haré en pequeñas presentaciones con libreros amigos (siempre son amenas y distendidas, aunque sólo vengan cuatro personas).

Esta despedida se me está haciendo muy larga, perdonadme, sólo quiero añadir mis mil gracias y abrazos a todos los que os asomáis por mi blog y muy especialmente a todos los que leéis Azul y me apoyáis. Creo que este cierre será sólo temporal, un hasta pronto y no un hasta siempre. Espero, sinceramente, volver a tener los ánimos a tope para publicar de nuevo reseñas en mi blog. De momento, en lo que respecta a la blogosfera, me limitaré a mirar de vez en cuando a los blogs que más sigo. Pero, ahora mismo sólo siento deseos de perderme en mi isla-refugio , esa en la que soy feliz cultivando mis dos mayores pasiones: leer y escribir.

¡ARRIBA LOS AZULES!



*El ganador del sorteo del ejemplar de "Vango" que se encuentra abierto hasta el 12 de marzo, será anunciado en mi cuenta twitter.



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